El psicólogo clínico y autor Dan Pelton explica como en tiempos turbulentos, lo que realmente sostiene a una organización no es su tecnología, sino su gente. En medio de la disrupción provocada por la inteligencia artificial y la incertidumbre global, los líderes están redescubriendo un valor esencial: la resiliencia humana.
Cada vez más organizaciones entienden que no basta con invertir en innovación; también deben preparar a sus equipos para asumir los cambios con confianza y equilibrio. La se ha convertido en el nuevo músculo organizacional que permite adaptarse exitosamente en un futuro que se aproxima demasiado rápido.
Para Great Place To Work® los equipos con altos niveles de adaptabilidad e inteligencia emocional aportan altos niveles de ideas innovadoras, pues el colaborador al sentir la confianza de aportar ideas de manera libre, el crecimiento organizacional aumenta significativamente.
Incluso líderes como Satya Nadella, CEO de Microsoft, reconocen que la transformación actual exige algo más que visión tecnológica. dijo en un memorándum reciente:
“Puede que a veces parezca caótico, pero la transformación siempre lo es. Los equipos se están reorganizando. Los ámbitos se están ampliando. Hay nuevas oportunidades por todas partes.”
Su mensaje encierra una verdad profunda: el éxito del cambio depende de la capacidad de las personas para resistir, adaptarse y reinventarse.
En otras palabras: el éxito del futuro dependerá de equipos capaces de mantenerse firmes y adaptarse con agilidad, porque los cambios apenas comienzan.
Y entonces surge la gran pregunta: si la resiliencia se ha convertido en una de las habilidades más valiosas del mundo laboral actual, ¿están realmente las organizaciones haciendo lo necesario para cultivarla en sus equipos?
El valor de la resiliencia en la fuerza laboral
Decirle a un equipo “¡sean resilientes!” no basta. La resiliencia surge de la fuerza de voluntad y de la construcción de entornos que la hacen posible. En un mundo laboral marcado por el burnout, la soledad profesional y el desgaste emocional, los colaboradores necesitan algo más que motivación: necesitan sistemas de apoyo reales.
Actualmente, los niveles de bienestar presentan una disminución, generando una oleada de renuncias de colaboradores que no se sienten satisfechos en sus entornos laborales. Esto a raíz del descuido en algunas organizaciones dejaron de lado sus esfuerzos por cuidar a las personas, justo cuando más se necesitaba.
Para el psicólogo clínico Dan Pelton, autor de "Repensando la experiencia del colaborador", lo explica con claridad: “La resiliencia no se trata de recuperarse individualmente, sino de que el lugar de trabajo esté diseñado para apoyar esa recuperación”. Un error común según Pelton, es dejar la responsabilidad en manos del individuo, añade: “Es como entregarle una pelota antiestrés a alguien mientras su casa se está incendiando.”
Su metáfora es poderosa: el bienestar no se resuelve con talleres aislados ni con apps de mindfulness, sino rediseñando la forma en que las organizaciones equilibran sus exigencias con los recursos que ofrecen a las personas. Cuando las demandas pesan más que los recursos, el resultado es el agotamiento o burnout laboral. Pero cuando las organizaciones logran el equilibrio, la resiliencia crece de forma natural.
El verdadero compromiso nace del bienestar y la resiliencia laboral
Muchos líderes asocian el compromiso con el bienestar y lo utilizan como termómetro de la salud organizacional. Sin embargo, esa percepción puede ser engañosa. Como advierte el psicólogo Dan Pelton, el compromiso por sí solo no garantiza una fuerza laboral resiliente.
Existen muchos colaboradores “altamente comprometidos”, que a pesar de poseer un alto rendimiento, la realidad es que están agotados. Pelton los describe como “comprometidos, pero exhaustos”. Detrás de esa aparente motivación puede esconderse una falta de equilibrio, claridad o control sobre su propio trabajo, factores que terminan consumiendo la energía y la motivación.
El burnout laboral no distingue niveles de rendimiento. Incluso los colaboradores más productivos pueden llegar al límite si sienten que no tienen autonomía ni claridad en sus tareas. “No es una cuestión de debilidad ni de mala gestión del tiempo”, explica Pelton, “sino una respuesta predecible ante la falta de estructura y apoyo”.
Para fortalecer la resiliencia, las organizaciones deben imaginar su cultura como un balancín organizacional. En un extremo están las demandas: la carga laboral, la ambigüedad de los roles o los conflictos cotidianos. En el otro, los recursos que amortiguan el estrés: el reconocimiento, la seguridad psicológica, el propósito compartido, el feedback constante o el sentido de pertenencia.
Cuando las exigencias superan los recursos, aparece el agotamiento. Pero si las organizaciones logran el punto de equilibrio, ajustando sus prácticas culturales y sus sistemas de liderazgo, pueden crear entornos donde las personas estén libres de presión y estrés, beneficiando el bienestar colectivo.
La clave está en preguntarse ¿Cuáles son esos puntos de apoyo culturales que podemos modificar en una organización?
Para Great Place To Work® fortalecer la resiliencia laboral es muy importante, por ello te compartimos los siguientes tips:

4 estrategias para fortalecer la resiliencia de la fuerza laboral
Fomentar la resiliencia no significa pedir más esfuerzo, sino rediseñar las estructuras que permiten a las personas recuperarse, adaptarse y crecer. El desafío está en crear entornos que equilibren las exigencias del trabajo con recursos tangibles de apoyo.
A continuación, Great Place To Work® comparte cuatro estrategias que ayudan a los líderes a transformar la cultura organizacional desde dentro, moviendo los puntos de apoyo que sostienen el bienestar y la innovación:
1. Redefinir cómo se mide el desempeño
Las evaluaciones anuales no deberían centrarse solo en los resultados, sino también en cómo se logran. Para ello, es necesario incorporar métricas de bienestar, colaboración y equilibrio dentro de los sistemas de evaluación.
Imagina el impacto de una organización que reconoce a los equipos que usan todos sus días de descanso o que premia a los líderes que fomentan la desconexión saludable o barebacking laboral. Con esto, se cambia desde su núcleo la cultura organizacional, creando un entorno seguro que valora el bienestar y la productividad de los equipos.
2. Utilizar analítica para comprender los comportamientos de liderazgo
Hoy la tecnología permite algo extraordinario: medir la experiencia de los colaboradores en tiempo real.
A través de herramientas como la encuesta Trust Index© de Great Place To Work®, las organizaciones pueden detectar patrones de liderazgo que influyen directamente en la resiliencia de los equipos. Con Trust Index© se puede identificar oportunidades de mejora en cuanto a disminuir los niveles de agotamiento o burnout y evaluar el papel de los líderes en la resiliencia de sus colaboradores.
3. Dar autonomía y propósito a los colaboradores
En Great Place To Work® creemos que la resiliencia se desarrolla cuando las personas sienten que su voz importa, que su trabajo tiene propósito y que cuentan con la libertad para poner en práctica sus fortalezas. Esa autonomía impulsa la creatividad y refuerza la autoeficacia: la convicción de que cada colaborador puede influir positivamente en su entorno y contribuir al bienestar colectivo. Es en ese equilibrio entre confianza, propósito y libertad donde nace la verdadera resiliencia laboral.
4. Aumentar la comunicación en tiempos de incertidumbre
En momentos de cambio, el silencio es el enemigo de la confianza.
La importancia de generar confianza permite que el colaborador exprese sus ideas y opiniones, acciones que permiten realizar cambios y ajustes en la organización que constituye mejoras en bienestar y productividad en el entorno laboral
La comunicación transparente brinda seguridad psicológica, refuerza la claridad y mantiene el compromiso, bases de la resiliencia en los colaboradores. Los equipos que comprenden el “por qué” detrás de las decisiones desarrollan una mayor capacidad de adaptación y se sienten parte activa de la solución.
Todos tenemos el poder de fortalecer la resiliencia
La resiliencia laboral no nace de actividades puntuales, sino de una cultura que impulsa el bienestar, el propósito y la confianza. Se construye día a día, con liderazgo consciente, comunicación honesta y estructuras que apoyan a las personas en momentos de cambio.
Cada colaborador, sin importar su rol, puede generar un impacto positivo y ayudar a crear entornos laborales más humanos y preparados para el futuro. Las organizaciones que promueven esta cultura fortalecen su ventaja competitiva, sus equipos que no solo enfrentan la tormenta, sino que crecen con ella.
Cultiva resiliencia con confianza, empatía y propósito
En Great Place To Work® reconocemos el poder transformador de los colaboradores que, con compromiso, pasión y propósito, contribuyen cada día a construir mejores lugares para trabajar. La excelencia que impulsa una cultura organizacional sólida nace en los entornos laborales que valoran a las personas tanto como los resultados, fortaleciendo esa conexión humana que da sentido al trabajo y genera valor sostenible.
Sin embargo, hoy enfrentamos un fenómeno silencioso que pone a prueba esa cultura: el desgaste invisible que lleva a muchos profesionales a “funcionar en automático”, y que a menudo precede al burnout laboral. Ambos son señales de que la resiliencia se está debilitando y de que los equipos necesitan algo más que motivación: necesitan apoyo estructural, claridad y propósito compartido.
Con nuestra encuesta de clima Trust Index©, ayudamos a las organizaciones a identificar los factores que fortalecen la resiliencia, previenen el agotamiento y consolidan una cultura basada en la confianza. Al comprender cómo se sienten realmente las personas, las organizaciones pueden diseñar experiencias laborales que inspiren, motiven y equilibren bienestar con productividad.
Juntos, podemos crear culturas laborales donde cada persona crezca, se sienta valorada y encuentre bienestar en lo que hace. ¡Conversemos!


