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Crecimiento sostenible y sostenido

 Crecimiento sostenible y sostenido
Por Jaime Graña Belmont
Presidente Wellmont Lab
Co-Fundador de Capitalismo Consciente Perú
Instagram: @Jimmyjoe1

La libre empresa es el sistema de generación de valor más efectivo que haya creado el hombre. La empresa es buena para el progreso humano porque genera ingresos a sus trabajadores, genera flujos económicos a sus proveedores y a su comunidad, paga impuestos e invierte en investigación y desarrollo tecnológico. Pero en líneas generales no ha sido buena para el medio ambiente y en muchos casos, tampoco ha contribuido a construir una sociedad más equitativa. Es así que al empresariado se le atribuyen también impactos muy negativos: explotación de trabajadores y proveedores, uso desmedido de recursos para beneficio propio, contaminación ambiental, corrupción y muchas otras cosas más.

Según un reciente estudio de McKinsey sobre el impacto de las empresas en la economía en los hogares, publicado en mayo de este año, las empresas contribuyen de forma activa generando el 72% del impacto económico que en total reciben los hogares en los países de la OECD (Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo) donde se realizó el estudio. Quiere decir que más de dos terceras partes de toda la economía es generada por las empresas en dichos países, mientras que el resto es generado por los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales.

Queda claro que las empresas no son perfectas, pero también está demostrado que cuando la empresa es auténtica, consciente y redefine su éxito para lograr un propósito elevado y compartir su progreso con todos sus incumbentes se hace heroica y es capaz de generar crecimiento exponencial y sostenido. Lo demostraron Raj Sisodia y John Mackie en su libro “Capitalismo Consciente” donde el grupo de empresas conscientes del estudio realizado entre 1996 y 2011, generaron 10.5 veces más valor que las empresas del índice de Standard & Poors 500.

Los 4 principios del capitalismo consciente

Entonces debería ser fácil concluir que sólo si las empresas evolucionan y cambian, cambiará el mundo para mejor, y que si no lo hacen el futuro será sombrío. Pues el costo de tener empresas depredadoras y contaminantes, no lo pagarán solo esas empresas, lo pagaremos todos. Las empresas están compuestas por personas y para que las empresas cambien, tenemos que cambiar nosotros, los líderes, directores, ejecutivos, empleados, proveedores y accionistas de las empresas.

Pero para eso necesitamos dejar de pensar que los problemas ambientales y sociales los debe resolver alguien más (léase el gobierno de turno). Los gobiernos nacionales y locales no tienen la capacidad, los recursos, ni la motivación que se requiere para resolver los problemas sociales y medioambientales que nos aquejan y necesitan del liderazgo y de la ayuda de las empresas y sus gremios. Es tiempo de contribuir como personas y como empresas de diferentes maneras. Es tiempo de entender que las empresas no deben limitarse a pagar sueldos e impuestos, sino que deben además incluir un propósito que incluya la transformación social y la sostenibilidad.

Aquí algunas preguntas relevantes para entender dónde están en su camino hacia ser un negocio consciente:

  • Encarna los valores fundamentales de la organización.
  • Actúa como embajador del negocio.
  • Prospera como guía de referencia para otros.
  1. ¿Cuál es el plazo de pago a proveedores en su empresa? ¿Ese plazo es considerado (30-45 días) o predatorio (90, 180 o más días)? ¿Qué previene que tengan plazos de pago más conscientes y de beneficio compartido con su ecosistema? El pago a proveedores es uno de los impactos más importantes de las empresas en su comunidad y entorno.
  2. ¿Tiene conocimiento sobre cuántos de los empleados de su empresa están remunerados por debajo de la línea de pobreza? Según el INEI, en 2021, Lima tiene 27.5% de su población por debajo de la línea de pobreza.
  3. ¿Cómo se define el éxito en su empresa? ¿Está 100% relacionado a objetivos financieros o considera objetivos sociales y ambientales? ¿Si tienen objetivos sociales y ambientales, éstos están incluidos en el pago de incentivos y bonos? ¿O solo se incentivan los resultados financieros y comerciales?
  4. ¿Cuál es el impacto del negocio en el medio ambiente, miden su huella de residuos, su huella hídrica, la generación de dióxido de carbono? ¿Cómo contribuye la empresa a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en el país?
  5. ¿Los esfuerzos sociales y ambientales que realiza la empresa son estratégicos e impostergables, o son esfuerzos aislados de responsabilidad social corporativa?

Hoy la empresa se enfrenta a un panorama muy complejo: existe una enorme presión social, la disrupción tecnológica está transformando las industrias y amenazando con extinguir a muchas de ellas; hay una tremenda urgencia ecoambiental para que las marcas y empresas dejen de generar contaminación y basura.

Mientras que las empresas están tratando de sobrevivir, todo lo que escuchan son demandas de cambio. ¿Cómo sortear este gran dilema?

La solución está en redefinir el éxito. Definir y realinear las estrategias para perseguir y vivir el propósito elevado de la empresa y generar conciencia en los líderes. Necesitamos una cultura consciente que produzca un nuevo alineamiento con los empleados y proveedores, y que implemente estrategias que generen impacto positivo en el medio ambiente y en todos los stakeholders o incumbentes de la empresa. El crecimiento exponencial no está asegurado y demandará mucho trabajo, pero no tengan duda que el legado de la empresa será mucho más grande y duradero que si solo se concentran en darle el máximo retorno a los accionistas sin importar el impacto social y ambiental.

Lo que antes era aceptable, ahora no lo es. El calentamiento global que antes era discutible y la sobreproducción de basura y desperdicios son problemas estratégicos impostergables. Por otro lado, las diferencias sociales extremas traen gobiernos populistas y corruptos que juegan en contra de la libre empresa. Necesitamos tomar consciencia del nivel de “interdependencia radical” en el que vivimos. La pandemia ha puesto al descubierto esta nueva realidad: si no actuamos de forma coordinada, los impactos llegan y los costos son sumamente altos.

Pero no todo está perdido. El COVID-19 nos ha dado una gran lección sobre la capacidad de la naturaleza para regenerarse. Bastaron unos pocos meses de paralización de actividades para que veamos nuestras playas más limpias y con más delfines y aves que nunca. Los científicos sostienen que estamos muy cerca al punto de quiebre y de “no retorno” del calentamiento global, pero que aún no hemos llegado y que muchos de los terribles males ambientales que vivimos y que se avecinan pueden ser revertidos y evitados.

La empresa sigue siendo el corazón del sistema económico mundial, son los empresarios y los emprendedores los que generan más empleos y le dan subsistencia y significado a la vida de la gran mayoría de personas en el planeta, solo necesitan ser más conscientes y consideradas con su ecosistema directo y comprometerse con el cambio.

El futuro es ahora. Cambias tú, y cambiará el Perú… para mejor.

Los 4 principios del capitalismo consciente

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